Comentario
Bonavia decidió la conclusión del palacio de Aranjuez construyendo el sector derecho y el centro de la fachada principal. Tras ella, la escalera ocupa la totalidad del espacio hasta el patio, con un desarrollo hasta entonces no alcanzado en ninguna residencia real española y cuya causa inmediata parece haber sido la idea de Scotti para ampliar las escaleras principales del palacio de Madrid, con arreglo a la cual Sacchetti concibió su proyecto de 1742. Todos los diseños para este tema -tan favorecido en España desde el siglo XVI propuestos en la Corte durante la década de 1740 tienen en común su carácter escenográfico, sobre todo en los tramos de arranque, influido por la gran escalera proyectada por Juvara para Madrid y en la arquitectura teatral de la que Bonavia era máximo exponente aquí en aquel momento.
Característico de la amalgama entre el gusto francés y el italiano, de la que resulta el arte de corte dieciochesco, es la magnífica balaustrada a la francesa, elemento a la moda adoptado por Bonavia con soltura aquí y en otras obras suyas -iglesia de los Santos Justo y Pastor, hoy San Miguel, Madrid- frente a la postura italiana más purista de Sacchetti -apoyado en este punto por Scotti-, que se negó siempre a introducirlas, aunque la Corte se las impuso tanto en su diseño definitivo para la escalera principal como en los balcones del Palacio de Madrid, si bien ninguna de estas dos obras de forja llegó a realizarse de tal manera.
Ni que decir tiene que los arquitectos franceses activos en Madrid -Carlier en las Salesas, luego Marquet en la Casa de Correos- emplearán estas formas. En el exterior del palacio, Bonavia se atuvo a las formas de Juan Bautista de Toledo y Herrera, pero introdujo modificaciones que lo modernizan, es decir, lo abarrotan, como las balaustradas sobre las cornisas y todos los elementos formales que introdujo en el sector central de la fachada. En ésta, rasgó las ventanas quinientistas del piso principal convirtiéndolas en balcones. Acabado el palacio, las actuaciones arquitectónicas en el Sitio durante el reinado de Felipe V se limitaron a algunos edilicios funcionales para el séquito, como las Caballerizas.